Los valles pirenaicos orientales de la Montaña de Navarra
DOI: 10.5281/zenodo.7607520
Modelo de Montaña y Tierras altas
Autora: Maria Cruz Porcal Gonzalo
Síntesis descriptiva del SAMUTER
Los Valles Pirenaicos de Navarra se sitúan en el extremo nororiental del territorio navarro y ocupan una posición fronteriza, de suerte que limitan, al norte, con Francia, al este, con Aragón y, al sur y oeste, con otras comarcas navarras. Forman parte de la cordillera pirenaica, más concretamente de su sector occidental y adoptan una disposición meridiana y, por lo tanto, discordante respecto a las directrices tectónico-estructurales dominantes en el Pirineo de dirección general ONO-ESE. Enumerados de Oeste a Este son los valles de Esteríbar, Erro, Arce, Aezkoa, Almiradío de Navascués, Salazar y Roncal, que respectivamente han sido labrados por los ríos Arga, Erro, Urrobi, Irati, Salazar y Esca, todos ellos tributarios del Ebro. Albergan valiosos y valorados paisajes agrarios de montaña de aspecto subatlántico o subalpino, al norte, y más submediterráneo, al sur, que tradicionalmente han registrado un destacado aprovechamiento ganadero y forestal pero que, en razón de factores diversos (aislamiento y difícil accesibilidad, rigores climáticos, p.e.), han acusado fuertemente el abandono y la despoblación. Como resultado, la población es escasa y alcanza un alto grado de envejecimiento, unos rasgos que tienen su réplica en las explotaciones agrarias que desde hace años se enfrentan al serio problema de falta de relevo generacional. En concordancia con la transición climática existente en todo el ámbito, inducida por factores tales como el alejamiento de los efectos termorreguladores del mar Cantábrico y los cambios impuestos por la altitud ― que, en líneas generales, aumenta a medida que nos aproximamos al Pirineo Central ―, los prados y las frondosas atlánticas han predominado en los valles más occidentales mientras que los pastizales y las coníferas lo han hecho en los más orientales. A su vez, el ganado vacuno y ovino de leche han tenido mayor protagonismo en los primeros y el lanar de carne y el caballar en los segundos, ocupando la agricultura un lugar secundario en todos ellos.
El sistema agroalimentario territorializado (SAMUTER) elegido como caso de estudio se localiza en este contexto territorial de área desfavorecida de montaña, más concretamente, en los valles orientales de Salazar y Roncal, que son los que concentran los mayores valores de altitud e innivación y los que mantienen el mayor grado de extensificación en sus prácticas ganaderas. De este modo, todos sus municipios han sido calificados de montaña o de alta montaña (PDR 2014-2020). Dicho SAMUTER no se fundamenta en un único producto alimentario, sino que primordialmente se sustenta en un sistema ganadero caracterizado por el pastoreo en régimen extensivo o semiextensivo de distintas especies (vacuno, ovino y equino) practicado desde tiempo inmemorial y renovado posteriormente. Como resultado, los principales productos son quesos y otros derivados lácteos, carne de cordero, de ternera y de potro. En distintos estudios e informes especializados en la materia el sistema ganadero extensivo pirenaico ha sido identificado como un Sistema Agrario de Alto Valor Natural (SAVN), al considerarse que ha posibilitado el mantenimiento de una considerable extensión de vegetación seminatural, más concretamente de prados y pastizales y, en términos generales, de hábitats naturales y especies silvestres de gran valor.
Pero, a su vez, este SAMUTER cabe ser calificado como un sistema agrario-alimentario multifuncional en torno al cual se han desarrollado, por ejemplo, diversas actividades turísticas (visitas a explotaciones ganaderas y al museo del queso, fiesta de la trashumancia, Día del queso, ceremonia de rememoración del Tributo de las Tres Vacas, rutas de senderismo y de bicicleta de montaña por cañadas y otras vías pecuarias, p.e.). Asimismo, esta oferta de actividades de ocio se vincula al desarrollo del turismo rural y al notable número de casas rurales existente en estos valles pirenaicos, y se suma a otras prácticas tales como el esquí nórdico. Por otra parte, la ganadería se complementa con otras prácticas agrarias que han experimentado un considerable declive en los últimos decenios: el cultivo de la patata de siembra que se mantiene ― casi de forma testimonial ― en el Valle de Salazar (y también en el de Aezkoa) y la silvicultura que en esos valles más orientales se centra, fundamentalmente, en el pino silvestre (Pinus sylvestris).
1. Sostenibilidad ambiental
Uno de los rasgos que caracteriza a estos valles pirenaicos navarros es que cuenta con sobresalientes paisajes de alto valor ambiental y cultural y, en suma, patrimonial, ligados estrechamente a los agrosistemas y a un tipo de ganadería de pastoreo trasterminante y trashumante. Estos agrosistemas resilientes garantizan la sostenibilidad ambiental ya que contribuyen a asegurar una adecuada conservación de la diversidad biológica y a prevenir ciertos riesgos (por ejemplo, de incendios). Ello significa que las prácticas de pastoreo extensivo― siempre que no sobrepasen la capacidad de carga ganadera ― favorecen el mantenimiento de la biodiversidad y el uso eficiente de recursos forrajeros, agua y energía, al tiempo que sustentan sistemas agroalimentarios altamente sostenibles. Tampoco hay que olvidar la contribución que particularmente el ganado lanar realiza evitando la “matorralización” de los pastos de montaña. En estos valles pirenaicos el manejo ganadero extensivo de baja intensidad se ha visto favorecido por dos factores clave: primero, por las virtualidades ecológicas del territorio y, segundo, por el régimen de propiedad. En suma, se ha beneficiado de la considerable presencia de pastizales y pastos de titularidad pública.
Por otra parte, resulta reseñable el buen estado de conservación de las extensas masas forestales que cubren sus alineaciones montañosas. El reconocimiento de los valores medioambientales que acoge este territorio queda avalado por una amplia presencia en la red de Espacios Naturales Protegidos de la Comunidad Foral de Navarra y en la Red Natura 2000, bajo múltiples figuras de protección (por ejemplo, 3 Reservas Integrales, 2 Reservas Naturales, 10 Lugares de Interés Comunitario y Zonas de Especial Protección y 8 Zonas de Especial Protección para las Aves). En algunos de estos lugares se localizan pastos y pastizales de montaña altamente valiosos (Larrondo-Lakartxela, Roncesvalles-Selva de Irati).
2. Territorialidad y políticas agroambientales
Las formaciones arbóreas y, en menor media, los pastizales son las grandes ocupaciones del suelo de este territorio. Al igual que sucede en otros agrosistemas de montaña, los condicionantes del medio físico han impuesto un escalonamiento altitudinal de los aprovechamientos: las exiguas tierras de labor se asientan en las zonas de topografía más llana, allí donde los suelos más profundos poseen mayor capacidad agrológica y las débiles pendientes facilitan la mecanización o también en ciertas altiplanicies a mayor altitud; los pastizales y pastos se distribuyen por las laderas y, sobre todo, por los altos puertos montañosos; mientras que, entre esas franjas, las masas arbóreas ocupan una gran extensión. Son esos pastizales y pastos de montaña, que dominan por ejemplo en la sierra de Abodi y en el Puerto Grande de Roncal, los que constituyen la base territorial de las ganaderías extensivas de ovino, vacuno y equino y, a su vez, de una serie de productos alimentarios acogidos a certificaciones de calidad. En este caso de estudio se analiza cuál ha sido la evolución de la superficie y distribución espacial de los pastos en relación con la dinámica de la actividad ganadera en los últimos años y de sus productos agroalimentarios derivados.
A su vez, este SAMUTER constituye un magnífico reducto de razas ganaderas autóctonas que, en razón de su mayor rusticidad, son las que mejor se adaptan a las duras condiciones climáticas de este territorio montañés. Sobresalen las vacas pirenaicas y de raza Betizu, el caballar burguetano y la Jaca navarra y las ovejas de raza Navarra.
Asimismo, la calidad del producto se vincula con el territorio a través de Denominaciones de Origen y de otras marcas o etiquetas de certificación. Por ejemplo, se manifiesta en la Denominación de Origen Protegida de queso Roncal que cuenta con un reducido volumen de producción (cerca de 400 000 kilos de queso en 2020) y se sustenta en pequeñas explotaciones ganaderas, que son las que proporcionan la leche, y en cinco empresas productoras de queso, ubicadas en el valle de Roncal. Tras cuarenta años de existencia, esta Denominación de Origen de escala modesta ha consolidado su marca territorial en el mercado con un producto local ― que obligatoriamente debe elaborarse en el valle ―, pero que alcanza proyección regional y nacional.
Por otra parte, en el marco de los distintos Planes de Desarrollo Rural (2007-2013 y 2014-2020) este territorio ha recibido ayudas agroambientales canalizadas a través de la PAC, por ejemplo, orientadas a la ganadería ecológica, al mantenimiento y fomento de razas autóctonas (particularmente de razas locales en peligro de abandono), al apoyo a la ganadería extensiva, a la producción agroambiental de la patata de siembra y a la agricultura ecológica.
3. Relaciones entre producción, transformación, comercialización y consumo
En el seno del sector agrario de los valles pirenaicos orientales de Navarra la principal fuente de ingresos procede de la producción de carne, si bien la producción de leche y productos lácteos, especialmente de oveja, también adquiere relevancia. En el caso del ovino, las explotaciones dedicadas a la producción de leche a menudo están ligadas a la raza de oveja Lacha y las de orientación cárnica a la raza Navarra. En ambas orientaciones productivas el manejo continúa generalmente vinculado al pastoreo, alcanzado mayor grado de extensificación en el segundo, si bien también es habitual practicar la estabulación, sobre todo, en determinadas épocas. Asimismo, algunos rebaños siguen realizando la trashumancia, pastoreando en verano en los puertos de montaña y desplazándose a las zonas llanas de la Ribera de Navarra, particularmente a las Bardenas Reales y a las corralizas, a pasar el invierno.
De este modo, en el sistema agroalimentario de esta zona de montaña destacan cuatro productos vinculados a explotaciones ganaderas a los que mayoritariamente se les ha otorgado marcas y sellos de calidad: queso Roncal amparado ― como ya se ha señalado ― por una Denominación de Origen Protegida fundada en 1981, carne de cordero y de ternera con sendas certificaciones de calidad como Indicación Geográfica Protegida (IGP) y carne de potro. En este último caso, se observa que algunas explotaciones se han acogido a sistemas de producción ganadera integrada, con especies de caballar que obligatoriamente deben ser de razas Burguete o Jaca Navarra.
A ellos se suma la producción de patata de siembra, y en mucha menor medida de consumo, que alcanzó una gran expansión en los años 70 y comienzos de los 80 del pasado siglo, sufrió más tarde un intenso retroceso tanto en superficies ocupadas como en producciones y, en la actualidad, sigue estando presente con carácter complementario en algunas explotaciones del valle de Salazar y en el colindante valle de Aezkoa. En estas zonas de producción la patata de siembra certificada de alta calidad se halla estrechamente vinculada a unas favorables condiciones climáticas derivadas fundamentalmente de la altitud. Desde 1993 se está cultivando también patata bajo el sistema de producción ecológica.
En este SAMUTER se identifican y analizan las complejas relaciones que se establecen entre productores, industrias transformadoras y redes de distribución agroalimentarias, poniendo en foco de atención fundamentalmente en la Denominación de Origen Roncal y en las Indicaciones Geográficas Protegidas de carne de cordero y carne de ternera.
Se examina también el alcance de ciertas iniciativas de venta directa al consumidor impulsadas por algunos ganaderos, con el afán de mejorar la rentabilidad y viabilidad económica de sus explotaciones mediante el control de la comercialización final.
4. Buen gobierno (gobernanza)
Los actores que intervienen en la gobernanza de este SAMUTER son numerosos y sus perfiles variados (organizaciones de gestión territorial, Consejos e instituciones involucradas con marcas de calidad certificadas de productos alimentarios, agencias de desarrollo rural, asociaciones y cooperativas de ganaderos, p.e.). Ahora bien, en algunos casos, su ámbito competencial desborda los límites físicos de los valles pirenaicos orientales. Asimismo, hay que resaltar la dificultad de gobernanza en territorios con unas estructuras demográficas frágiles y envejecidas.
Entre los actores citados destacan, por su significativo papel en la gestión de la base territorial de este sistema agrario-agroalimentario, las respectivas Juntas Generales de los valles de Salazar y Roncal. Son comunidades de gran personalidad histórica y reconocimiento jurídico que tiene entre sus funciones regular la explotación y disfrute de los comunes del Valle y, en este contexto, el aprovechamiento de los pastos. Debe tenerse en cuenta que en este territorio el uso de los comunales (que, por ejemplo, pueden ser también propiedad de los ayuntamientos) es clave para la pervivencia y manejo de las explotaciones ganaderas extensivas y la conservación del paisaje.
Al papel de gestión territorial desempeñado por las Juntas Generales se suma el desarrollado por los once municipios que integran el Valle de Salazar (Esparza de Salazar / Espartza Zaraitzu, Ezcároz / Ezkaroze, Gallués / Galoze, Güesa / Gorza, Izalzu / Itzaltzu, Jaurrieta, Ochagavía / Otsagabia, Oronz / Orontze, Sarriés / Sartze) y los siete municipios del Valle de Roncal (Burgui / Burgi, Garde, Isaba / Izaba, Roncal / Erronkari, Urzainqui / Urzainki, Uztárroz / Uztarroze y Vidángoz / Bidankoze).
A su vez, el producto más emblemático de este SAMUTER, el “Queso de Roncal”, está supervisado por el Consejo Regulador de la D.O.P. cuyas funciones se hallan recogidas en la correspondiente normativa (por ejemplo, en la Orden de 11 de marzo de 1991, por la que se ratifica el Reglamento de la Denominación de Origen “Roncal” y de su Consejo Regulador, en el Reglamento (CE) nº 1107/96 de la Comisión de 12 de junio de 1996, así como en las siguientes modificaciones de esos documentos). En un contexto más amplio se encuentran las labores de control y certificación de productos alimentarios llevadas a cabo por INTIA (Instituto Navarro de Tecnologías e Infraestructuras Agroalimentarias, S.A.).
Por otra parte, los valles pirenaicos de Navarra se hallan integrados en la Asociación Cederna-Garalur, Grupo de Acción Local nacido en 1991 con el fin de promover el desarrollo socioeconómico de la Montaña de Navarra empleando la metodología LEADER. En el marco del Plan del Pirineo, que integra a agentes públicos y privados, se ha propuesto la puesta en marcha de un proyecto de soberanía alimentaria en el valle de Salazar.
Además, en este caso de estudio se indagará en modelos recientes de gobernanza alimentaria territorializada que han surgido, a raíz de la pandemia COVID-19, con el fin de promover la sostenibilidad del sistema alimentario local, involucrando a todos los eslabones de la cadena alimentaria (producción, transformación, distribución y comercialización) hasta llegar a los consumidores. Entre ellos, destaca el proyecto Tejiendo la Despensa, iniciado en 2020.
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