Los viñedos de La Mancha

DOI: 10.5281/zenodo.7607997

Modelo de Campiñas y Llanuras del interior y litorales

Autores: Ángel Raúl Ruiz Pulpón y Mª Carmen Cañizares

Síntesis descriptiva del SAMUTER

El SAMUTER analizará las interrelaciones entre las condiciones naturales y humanas del territorio donde se extienden los viñedos de la comarca de La Mancha, dentro de la región de Castilla-La Mancha (España).

 

1.    Sostenibilidad ambiental

Los viñedos conforman, junto con el olivar y los cereales, los aprovechamientos más importantes de la trilogía mediterránea. La sostenibilidad ambiental del cultivo se constata en dos aspectos clave:  el primero, la óptima adecuación del viñedo tanto a los condicionantes físicos y químicos del suelo, como a los rigores del clima mediterráneo interior, marcado por las irregularidades térmicas y pluviométricas. Esa particularidad condiciona que existan pocos cultivos alternativos en términos de rentabilidad y de adaptabilidad en la meseta interior de España. Además, esta adecuación permite que la vid actúe como freno a la desertización, al ofrecer una cobertura vegetal estable durante los meses de verano.

En segundo lugar, el respeto y el concurso de determinados condicionantes ambientales se hace indispensable en la producción de vinos de calidad. Estos valores geográficos comunes (vegetación, suelo, y clima, principalmente), expresan las cualidades propias del terroir donde se insertan, permitiéndonos hablar de autenticidad.

2.    Territorialidad y políticas agroambientales

Castilla-La Mancha cuenta con más de 440.000 hectáreas de viñedo en la actualidad, lo que supone cerca del 47% de la superficie nacional. La mayor parte del viñedo se localiza en la parte central de la región, coincidente con la comarca geográfica de La Mancha, que cuenta con unas condiciones ambientales y sociales óptimas para su cultivo. El carácter territorial del mismo se asienta en la influencia del medio geográfico en las características y cualidades del producto final, guardando una relación estrecha entre ciclos naturales, saber hacer, tradición y paisaje. La pervivencia de esta clase de relaciones permite el reforzamiento de la identidad territorial de las personas que lo habitan, debido a las implicaciones sociales, económicas, institucionales y ambientales asociadas al cultivo, conformando un sistema territorial en el que actúan diferentes dinámicas asociadas a un mundo cada vez más globalizado y dependiente de las fuerzas de mercado.

3.    Relaciones entre producción, transformación, comercialización y consumo

El 58% del total de la producción obtenida y el 53% del volumen total de exportaciones realizadas se desarrollan en Castilla-La Mancha. Estos indicadores evidencian la trascendencia del sector vitivinícola en términos sociales y económicos, basada en la fortaleza de un sector agroindustrial bien estructurado y capacitado para organizar la producción, la elaboración y la comercialización del mosto, vinos y derivados. Además, esta región cuenta con un sólido tejido de cooperativas agrarias que conforma un factor clave de vertebración territorial, pues sirve de soporte a un modelo de agricultura familiar, con un sistema de explotación directa de la propiedad, que convive con otros modelos organizativos privados que buscan la excelencia y el valor añadido de sus producciones

En general, hablamos de un sector en el que se implementan estrategias de innovación social y económica que ayudan a contener la incertidumbre que vive el mundo agrario en el momento actual, intentando construir un discurso de coherencia e identidad frente a la producción vitivinícola estandarizada. Los esfuerzos se encaminan tanto al asentamiento de nuevos sistemas productivos en torno a la calidad, patrocinados por la administración regional, como a la activación de recursos vinculados con los valores culturales y patrimoniales del viñedo, que indudablemente contribuyen a la pluriactividad de las explotaciones.

Desde el punto de vista de la producción y de la transformación, en Castilla-La Mancha se cuenta con una Indicación Geográfica Protegida que abarca toda la región, nueve Denominaciones de Origen (Mancha, Valdepeñas, Almansa, Uclés, Méntrida, Manchuela, Mondéjar, Ribera del Júcar y Jumilla), y doce Vinos de Pago con Denominación de Origen Propia (Pagos Calzadilla, Campo de la Guardia, Casa del Blanco, Dehesa del Carrizal, Dominio del Valdepusa, Finca Élez, Guijoso, Pago Florentino, El Vicario, Pago de la Jaraba, los Cerrillos y Vallegarcía).

 

4.    Buen gobierno (gobernanza)

Las fórmulas de buen gobierno se articulan en torno a dos cuestiones esenciales: la primera, la existencia de una apuesta decidida por la promoción y por el desarrollo del sector vitivinícola regional, concretada en la interacción entre el gobierno regional y el tejido productivo. Uno de esos ejemplos fue la modernización de los sistemas de cultivo tras la aprobación de las Organizaciones Comunes del Mercado Vitivinícola de 1999 y de 2008, donde el Gobierno de Castilla-La Mancha ha ido adaptando sus dictámenes para favorecer la transición del sector hacia un modelo productivo más competitivo. El resultado más actual, ha sido la aprobación en agosto de 2002, de la Ley de la viña y el vino de Castilla-La Mancha, en consenso con los actores sociales y económicos implicados en el territorio.

En segundo lugar, destacan los esfuerzos de participación y de gobernanza articulados en las certificaciones agroalimentarias del viñedo en Castilla-La Mancha, siendo la Denominación de Origen “La Mancha”, con más de 155.000 acogidas y 14.125 viticultores, la de mayor extensión en España.